LAGOS Y LAGUNAS DEL ECUADOR
A pesar de sus diferentes orígenes orográficos que le otorgan,
asimismo, distintas características, los lagos y lagunas
ecuatorianos poseen una extraordinaria belleza que se torna
aún más excepcional cuando se vinculan directamente con mitos,
leyendas y pasajes históricos de las zonas que ocupan.
Ejemplo de esto último son las lagunas de Yaguarcocha (Lago de
Sangre), que según la tradición fue escenario de la sangrienta
represión ejercida por los incas en contra de los caranquis
empeñados en impedir la conquista del Reino de Quito, a tal
punto que muchísimos de los nuestros tiñeron con su sangre las
aguas de la legendaria laguna; y Atillo o Colaycocha (Lago del
Castigo o Penitencia), que según la descripción del
historiador Padre Juan de Velasco, fue utilizada por los
puruguayes para castigar a los transgresores de sus leyes,
pues al abandonarlos en la pequeña isla formada en ella, los
malhechores morían de hambre o perecían ahogados al pretender
escapar cruzando sus heladas aguas.
Estudios especializados coinciden que las lagunas del Ecuador
son en su mayoría polimíticas (poco profundas) y otras, en
cambio, son oligomícticas (donde los nutrientes salen del
fondo a la superficie luego de grandes tormentas).
En cuanto a los lagos los hay ologotróficos (pobres en
nutrientes, bajo crecimiento vegetal y tendencia a la
profundidad); mesotróficos (de crecimiento vegetal algo
moderado); y eutróficos (ricos en nutrientes y gran desarrollo
vegetal en aguas turbias).
Las lagunas de la región Interandina son de orígenes glacial o
tectónico, también por acumulación de lluvias y por procesos
volcánicos. En la Costa y Amazonia predominan las de origen
fluvial, formadas por los remanentes que quedaron al cambiar
los cursos de los ríos, desviación de meandros, etcétera.
Imbabura tiene la mayor cantidad de cuerpos lacustres,
recibiendo por ello el calificativo de la Provincia de los
Lagos; en el sector de El Cajas, en Azuay, existen más de 200
lagunas y lagunetas que imprimen al entorno una especial
espectacularidad.
Buen número de lagos y lagunas no solo sirven como recursos
ecoturísticos, sino que ayudan al avance de ciudades y
poblaciones que se asientan en sus alrededores, porque son
fuentes de trabajo como la piscicultura.
En la franja costeña son pocos los lagos y lagunas,
sobresaliendo eso sí varios embalses y reservorios que prestan
enorme ayuda a la industria y agricultura en general, e
igualmente mejoran el panorama al formar bellos cuerpos con la
cantidad de agua represada.
Los cuerpos de agua existentes en el Ecuador son de cifra
significativa, impidiendo por lo tanto una relación algo
exacta de ellos. Proporcionamos, pues, una lista de lagos,
lagunas y lagunetas de considerable superficie y de fácil
identificación por su relevancia histórica y geográfica.
Téngase en cuenta que algunos de estos cuerpos lacustres son
compartidos por circunscripciones hermanas porque se
encuentran en sus límites provinciales, caso de las lagunas de
Mojanda y Papallacta, entre otras, que suelen ofrecer
confusión al momento de ubicarlas con precisión.
No se pueden omitir otras lagunas de belleza e importancia
como las Lagunas Verdes, en Carchi; La Dormida, en Pichincha;
Tilinte y El Salado, en Cotopaxi; Silante, Jacarín y Tambo, en
Cañar; Puricocha y Patococha, en Bolívar; Pichabuiña, Roncón,
Junacocha, en Chimborazo; Siquibulo, Maquiayambo, Tumbuleo, en
Tungurahua; y las lagunetas de El Cajas como Daitacucho,
Patoquinuas, Togllacocha, Apicocha, Luspacuchero, Burín,
Cascarillas, Ventanas y Osohuaico en Azuay.
En Morona Santiago están Pintada, Estrelladas, Verdecocha y
Aucococha; en tanto no hay que olvidar los embalses, presas y
reservorios como los de Poza Honda en Manabí; Velasco Ibarra y
El Azúcar en Guayas, y Daniel Palacios en Azuay